Lo mejor de tener vivienda propia es poder hacerle cambios, darle nuevos aires. Algunos toman esta decisión para “actualizar” o renovar espacios y otros deben hacerlo porque reciben sus viviendas en obra gris y requieren de los acabados pertinentes. Pero también están los casos en que hay daños y necesitamos hacer reparaciones.
Pero además de esto, ¿qué hay de los mantenimientos? Los hacemos con los vehículos nuevos, pero muchas veces no lo hacemos con las viviendas y esperamos a que se deterioren.
Existen dos tipos de mantenimientos: los preventivos y los correctivos. Los primeros son para evitar que haya daños o deterioros en la vivienda. Por ejemplo, verificar que esté bien amarrado el techo, que las tejas estén en buenas condiciones, que la canal no esté oxidada, llena de sedimentos o descolgada, para que el agua se vacune correctamente.
Los correctivos se dan usualmente cuando no hicieron los preventivos y se requieren hacer reparaciones mayores: una canal completamente oxidada o un techo roto. Según César Augusto Salazar Ramírez, director técnico de Salazar Asesorías, la recomendación es ser juicioso e invertir a tiempo en los mantenimientos preventivos.
Licencias
César Augusto explica que las licencias ante curaduría urbana solamente se requieren en las remodelaciones que impliquen aumento de área: por ejemplo la ampliación a un segundo piso, la construcción de una terraza nueva o la construcción de una habitación o espacio extra.
En reparaciones o remodelaciones que no requieren ampliaciones estructurales no son necesarias las licencias, porque se va a mantener lo existente, no se va a hacer ningún cambio, sino que se van a hacer arreglos a lo que existe, según aclara César Augusto.
Recomendaciones
Estas son algunos consejos que te da Salazar Asesorías:
– Asesórate de un profesional que te haga el diagnóstico de lo que requiere tu espacio.
– Aunque contrates a un maestro de confianza, también invierte en un profesional que verifique.
– Sospecha de lo barato, pues no todo lo barato es bueno y suele generar costos futuros.
– Pide desde el inicio garantía del trabajo que contrates. Siempre hay posibilidad de error.
– Usa materiales de calidad, pues son más seguros y durables.
– Exige a tu contratista su afiliación a seguridad social, ARL y certificado de trabajo en alturas.
Reflexión para los contratistas
“Hagamos de cuenta que nosotros estamos haciendo los arreglos en nuestra propia casa. Pensemos que en el espacio que estamos reparando puede estar mi hijo, mi pareja, mi hermana, mis padres, mis abuelos”.
La frase
“La felicidad de un precio bajo no recompensa la amargura de un trabajo mal ejecutado”