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HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA NUEVA NORMALIDAD

El Covid-19 ha afectado la economía global, nacional, y también ha tenido un profundo impacto en las actividades productivas a nivel local, sin ser el sector de construcción de edificaciones una excepción.
En Colombia, el PIB del primer trimestre del año mostró un incremento de 1,1 por ciento anual, resultado muy por debajo de lo previsto por los analistas, y la expectativa para el segundo trimestre supera las cifras en rojo de dos dígitos. Las cifras de desempleo tampoco marcan señales alentadoras, 4,9 millones de personas salieron del grupo de ocupados del país en el mes de mayo de 2020.

A nivel sectorial, la reducción del valor agregado del sector llegó a -16,5 por ciento, y solo para el mes de mayo, la reducción en los puestos de trabajo
directos en el sector llegó a 463 mil. En términos de la dinámica comercial de la vivienda nueva, pasamos de tener un promedio de ventas mensual cercano a 18 mil unidades entre enero y febrero a 7 mil unidades en mayo. La creciente incertidumbre, tendrá un efecto sobre la decisión de inversión en vivienda por parte de los hogares, el indicador de disposición a comprar vivienda que mide Fedesarrollo se encuentra en negativo, al caer de 0,4 por ciento en febrero y llegar al mes de junio a ubicarse en -34 por ciento.

Pero esas realidades tienen que cambiar y con el concurso público privado, la recuperación tanto de la economía como del sector debe darse de manera oportuna y así superar las complejidades que ha traído esta coyuntura. La tarea no es fácil, pero se ha venido haciendo y seguiremos en esa ruta.
Para empezar a construir esa nueva normalidad debemos interiorizar y crear todas las capacidades empresariales necesarias para entender que la bioseguridad será el nuevo “cómo” de las operaciones comerciales y constructivas de nuestro sector. Lo segundo para tener en cuenta es que debemos reimaginar el futuro próximo en el entorno de los negocios, donde la gestión de los riesgos y la adopción tecnológica serán factores competitivos esenciales. En tercer lugar, debemos reconocer y anticipar los cambios sociales y de comportamiento que este nuevo panorama de salud pública dejará sobre los hogares compradores en términos de sus preferencias, expectativas, etc. Y finalmente, acelerar como sector y en trabajo conjunto con el sector público, todas las trasformaciones necesarias que permitan seguir creando condiciones para la inversión inmobiliaria, como, por ejemplo, la digitalización de trámites y de procedimientos inherentes al sector. 

Un primer paso importante en esa dirección es el anuncio del Gobierno Nacional sobre los nuevos incentivos para la compra de vivienda nueva con precio de hasta 440 millones de pesos. Eso permitirá minimizar el riesgo de desistimientos, acelerar la dinámica comercial y generar nueva oferta de proyectos; pero, sobre todo, sostener el valioso empleo que genera el sector. Indudablemente el Covid-19 ha tomado por sorpresa al mundo y al tejido empresarial de todos los sectores. Sin embargo, la clave para superar los retos está en la capacidad de adaptarse a la nueva normalidad a través de la innovación y en la toma de decisiones privadas y públicas que privilegien el incremento de la productividad y el sostenimiento del empleo. En la transición hacia la nueva normalidad, el sector edificador ha hecho avances importantes, pero en este camino debemos perseverar, seguir proponiendo y actuar para impulsar al sector hacia la recuperación sostenida de su actividad productiva.

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