La construcción de edificaciones es una actividad central en el desarrollo social y económico del país. Sus características de generación de valor agregado, demanda intensiva de mano de obra, encadenamientos sectoriales y efectos multiplicadores hacen que el renglón sea fundamental para el avance productivo y la inversión en Colombia.
Su desempeño involucra grandes números: produce a la economía cerca de 78 billones de pesos anualmente, contribuye con cerca de 9,3 billones de pesos en salarios directos a los trabajadores y, además, moviliza al 50% de los sectores de la economía con la demanda de insumos y servicios desde más de 174 líneas productivas por más de 34 billones de pesos anuales, cifra equivalente a 4,4 puntos porcentuales del PIB, lo que deja como conclusión que a la actividad edificadora es necesario seguirle apostando desde la inversión privada, la política pública y el desarrollo industrial.
Solo en Antioquia el sector de edificaciones se encadena directamente con 27 ramas de la actividad productiva, lo que representa una demanda de insumos, materiales y servicios de aproximadamente 5,2 billones de pesos anualmente.
Es así como entre 60 sectores de la economía, la industria de la construcción de edificaciones es el tercer clúster más relevante de la economía, el cuarto mayor sector en valor de producción, el quinto en demanda de insumos y el sexto en generación de valor agregado. De acuerdo con investigaciones sectoriales, el aumento de un peso en la demanda de edificaciones genera un efecto multiplicador de 3,06 pesos en la economía en su conjunto, producto de los efectos directos, indirectos e inducidos sobre los demás sectores y el ingreso de los hogares.
Sin embargo, los resultados publicados recientemente por el DANE, que hacen referencia al crecimiento de la construcción en el primer trimestre del año y que mostraron que el valor agregado del sector se mantiene en terreno negativo, también afecta a la industria. Por tal razón, el Gremio insiste en que el sector requiere de un mejor entorno para consolidar la recuperación, lo cual implica no solo un contexto económico de mayor crecimiento y generación de empleo que permita impulsar la inversión en edificaciones y vivienda, sino de un ambiente de certidumbre para el lanzamiento, comercialización y ejecución de los proyectos.
Hay factores económicos muy favorables para mantener una lectura optimista y objetiva sobre el desempeño del sector, como la reducción de las tasas de interés, la recuperación gradual de la confianza de los consumidores, el desempeño de algunos sectores económicos, y el enorme aporte del Gobierno Nacional con los programas de vivienda para 2018 y 2019. No obstante, ese contexto y los esfuerzos fiscales del Gobierno Nacional pueden verse mermados por un negativo panorama de inestabilidad jurídica.
En ese contexto, el desempeño de la industria asociada a la construcción de edificaciones está a la expectativa de ese mejor entorno para el sector, el cual debe ser visto de manera integral por sus aportes al empleo, al crecimiento económico, al acceso a la vivienda, al desarrollo urbano formal y a la movilización del aparato productivo del país; y en eso los municipios y la articulación de las decisiones sobre el territorio son fundamentales.