A veces durante el pintado de una pared surgen algunos inconvenientes a los que no le encontramos una explicación, y que seguramente complican el trabajo. Generalmente se deben a una mala preparación de la superficie o aplicación de la pintura.
Marcas del rodillo
El problema: En este caso el causante puede ser el rodillo, por ejemplo si este tiene uniones o costuras marcadas. Sin embargo, la calidad de la pintura también puede afectar.
La solución: En la mayoría de paredes y techos el rodillo que mejor funciona es uno de fibras sintéticas. Los marcos de los rodillos de pintura en acero y con una gran cantidad de dientes son más resistentes, rígidos y con los extremos sellados mantienen la pintura en el rodillo. Además, antes de usar estos elementos es importante limpiarlos para remover hebras, pelusas o motas que este pueda tener.
Manchas o parches de pintura
El problema: Estas se deben a la falta de iluminación, el cansancio, las distracciones o a esparcircir muy poca pintura.
La solución: Cuando la pared esté seca, por lo general cuatro horas después de haber terminado y no antes para no dañar el resto de la pared, se debe retocar el parche con un poco de pintura.
Líneas irregulares
El problema: La superficie que se debe pintar debe estar bien preparada, de lo contrario, no importa si la pintura es de alta calidad, esta no lucirá como debe ser.
La solución: Aunque quite tiempo, se debe poner cinta para demarcar los espacios que no se van a pintar o que se harán en otro color. Esta cinta debe ser especial para ello y retirarse con cuidado lo más pronto posible después de pintar.
Pintura escurrida
El problema: Esto puede suceder porque quizá se puso demasiada pintura en el rodillo o en la brocha, o la pintura no se esparció bien en la pared.
La solución: Para remover la pintura escurrida, se debe esperar a que esta se haya secado y pasarle una lija. Luego, se debe retocar el área con una brocha y un poco de pintura.